domingo, 3 de mayo de 2020

Los influences Santos Inocentes miamenses, El virus de la mentira

Ataque a la embajada cubana en Washington: Odio, armas y una política incubadora del terror El ataque contra la Embajada cubana en Washington en la madrugada del pasado jueves es el corolario de un sistemático clima de agresión y amenazas promovido por el Gobierno de los Estados Unidos contra nuestro país. os más de 30 disparos alevosos contra la representación diplomática, realizados -según la policía local de la capital estadounidense en declaraciones a los medios-, por un individuo llamado Alexander Alazo, pudieran simplificarse a la acción de un alocado "llanero solitario". De hecho, algunos medios estadounidenses se hicieron eco de una información que apuntaba al suceso como un "crimen de odio" cometido por este ciudadano de origen cubano. El motivo, según el Diario de las Américas, era que el hombre "ha estado obsesionado con la idea de que la Seguridad del Estado del régimen cubano lo persigue"(sic). Mientras, la AP señalaba que el individuo " quería obtenerlos antes de que lo atraparan, refiriéndose al gobierno cubano, por la constante amenazas de la organización criminal organizada cubana " (sic), según documentos judiciales.
Es decir, que, al parecer, el victimario es víctima en esta historia. Nada extraño en la narrativa política de Estados Unidos hacia Cuba en más de medio siglo. Un escenario provocadoramente hostil No se puede olvidar que este atentado ocurre en un escenario de creciente hostilidad contra Cuba de la actual administración estadounidense, la que desde junio de 2017 ha multiplicado la agresividad de su lenguaje, las estratagemas (recordar "ataques sónicos") y las medidas de profundización del bloqueo económico, comercial y financiero.
Más de 80 medidas contra Cuba fueron adoptadas sólo en el transcurso de 2019; entre ellas, la activación total de la virulenta y extraterritorial Ley Helms-Burton y las sistemáticas sanciones contra navieras, buques y aseguradoras que garantizan la transportación del combustible que Cuba necesita para su transporte público y una parte de su generación eléctrica. Se ha pretendido ahogar por hambre y penurias a un pueblo entero para que se subleve contra el Gobierno. Lo más vergonzozo es que tales medidas irracionales y extremas se han mantenido en medio de la pandemia de la COVID-19, afectando seriamente la capacidad de Cuba de adquirir equipos médicos y medicamentos para salvar vidas. Únase a ello la retórica hostil contra nuestro país, en la que están involucrados de forma pública y sistemática, tanto el Secretario de Estado de los Estados Unidos, como altos funcionarios de ese departamento, algunos congresistas anticubanos y hasta la propia Embajada estadounidense en la Habana. Prácticamente no hay día en que no haya una declaración o un tuit ofensivo y manipulador sobre la realidad cuba
Sólo en los últimos días han llovido las alegaciones de todo tipo para presentar a Cuba como una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos, que no es ni será. La más escandalosa y reciente fue la acusación mentirosa del Jefe del Comando Sur al decir que Cuba apoya el narcotráfico. Lo hizo solo una semana después de que las agencias profesionales estadounidenses como la de Guardacosta, elogiaran el desempeño y cooperación de Cuba. Recuérdese que justo un año antes de este tiroteo, el 30 de abril de 2019, el Gobierno de Estados Unidos amenazó con medidas de represalia total si no se retiraban las inexistentes tropas cubanas de Venezuela. Este primero de mayo, el Secretario de Estado Adjunto Michael Kozak, sin el más mínimo de pudor, se atrevió a dirigir un "mensaje" a los trabajadores cubanos sin expresar el más mínimo pesar por el ataque a la Embajada cubana. Tampoco recordó que es Estados Unidos el único país del mundo donde no se conmemora el Día Internacional de los Trabajadores, pese a que la fecha recuerda a los mártires obreros de Chicago. A esto se añade un clima de intolerancia y odio generado en las redes sociales por medios y personajes generosamente financiados por los programas subversivos de Estados Unidos, quienes incitan al linchamiento de todo el que defienda a la Revolución Cubana, e incluso, con mucha fuerza en los últimos días, a aquellos que se pronuncien allá en Estados Unidos por una relación civilizada entre los dos países, sin bloqueo de por medio. A algunos los han amenazado incluso con agredirlos a ellos y sus familias. No es la primera vez que la representación diplomática cubana en Washington, nuestra Misión en la ONU y funcionarios del servicio exterior cubano son objeto de agresión en suelo estadounidense. Para botón de muestra vale apuntar que el 8 de mayo de 1979 fue lanzado un artefacto explosivo contra la sección de intereses de Cuba en Washington(la actual embajada), que al estallar causó considerables daños materiales en el inmueble. Esta acción fue realizada por la organización terrorista Omega-7.

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