domingo, 21 de abril de 2019

El renacer truncado del Cine Cubano de hoy y mañana

video por la Editora Angelica salvador El siglo XXI se inició para el cine cubano -desde el punto de vista estético- con Suite Habana (2003). Es un film que inauguró una particular "estética de la fealdad" que conmovió de manera profunda al público nacional.(11) Su director fue el clásico más joven del cine cubano: Fernando Pérez. Desde la década anterior había comenzado el abordaje de los complejos existencialismos humanos que la crisis económica generó desde aquel entonces en Cuba. Su producción hasta ese momento le permitió conformar una especial capacidad y sensibilidad de narrar la contemporaneidad cubana, digamos que una dramaturgia visual muy propia. Suite Habana profundizó con un dramatismo estremecedor en el "terror de la pesadilla" por la crisis de los 90, al decir de Michael Chanan.12 La película fue el resultado de un proyecto internacional llamado Ciudades del mundo. Fernando Pérez nos presentó una Habana real y descarnada a través de las historias personales de ocho habaneros. Las reacciones fueron muy sensibles. Algunos no querían creer las realidades que mostraba el filme. A través del llanto, la admiración, la sorpresa o el silencio, los cubanos pudimos ver como la desesperanza se había convertido en el sentido de la vida de muchos. Era una sociedad estremecida y marcada profundamente por la mayor crisis económica de la historia nacional. Fernando continuó una estela de películas que lo fueron consagrando hasta ser hoy el director más aclamado de Cuba, después de Gutiérrez Alea. Su obra Madrigal (2007) es una propuesta experimental dentro de nuestro cine. Clasificada como una película de abstracción, nos propone una inmersión en la vida.

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